miércoles, 15 de abril de 2015

Las Tierras Mapuche de Rankilko: 150 años de resistencia.


Por: Martin Correa Cabrera, Historiador, Abril de 2015.

En la madrugada del día lunes 6 de Abril de 2015 un grupo de familias pertenecientes a la comunidad mapuche de Rankilko, en el Bajo Malleco, cansados de promesas incumplidas y de la represión permanente, deciden ingresar a sus tierras antiguas y en ellas construir viviendas; deciden reingresar y permanecer en las tierras que les fueron usurpadas, no llamar la atención ni realizar un acto simbólico, deciden permanecer, por eso levantan rukas. La represión policial no se hizo esperar, los desalojos y toma de prisioneros tampoco. Pero las familias de Rankilko vuelven a reingresar al día siguiente, y de seguro lo harán mañana. Al recorrer su historia entendemos porqué.
De acuerdo a la memoria histórica de las familias de Rankilko, las tierras del Lonko Manuel Pillan se extendían “por el lado norte hasta el río Malleco, ahí donde está la villa Chiguaigue, el Fuerte Chiguaihue, todo eso era de Manuel Pillan, por el sur el río Huequen y para el mar el Paso La Mula, hasta el fuerte Lolenco.”
Será en esas mismas tierras, las tierras del Lonko Pillan, donde el Ejército de Ocupación de la Araucanía encontrará la mayor resistencia a la empresa invasora y colonizadora del Estado chileno a partir del año 1865, una vez que el gobierno central decide avanzar la línea de ocupación y la frontera desde el rio Bio Bio hacia el Malleco. Nos referimos a los llanos y los bajos del Río Malleco, los faldeos del cerro Chiguaihue, el territorio wenteche.
El Coronel Basilio Urrutia informaba a sus superiores, el 6 de Noviembre de 1865, una situación que poco se diferencia, en el fondo, de lo que se sucede hoy:
“Han salido de la Plaza de Angol 150 hombres del 4° i el piquete del escuadrón N°1 de este departamento, i el resto de esta plaza. Ambas fuerzas deben juntarse a las cuatro de la madrugada en Chiguaihue, asiento principal de la rebelión i guarida de los facinerosos, i emprender desde allí unidas la persecución i el castigo de las tribus insurgentes”.
El objetivo militar de aquellos años del ejército chileno no eran otros que ‘perseguir y castigar’ la resistencia mapuche y, una vez aniquilados los rebeldes, construir en la ribera del Río Malleco una línea de fuertes, desde los cuales se continuaría con la ocupación militar hacia el sur, hacia Traiguén, hacia Cautín, y desde allí a la cordillera. En dichos planes el Fuerte Chiguaihue ocupaba un lugar de privilegio. Corre el año 1867 y el Coronel Cornelio Saavedra escribe al Ministro de Guerra,“… acampé en la vega del Malleco situada al pie de los cerros de Chiguaihue, distante siete leguas más o menos de esta plaza i reconocí el lugar más apropósito para colocar uno de los fuertes que deben construirse sobre la nueva línea de frontera.
En Chiguaihue se examinó el local más apropósito para la instalación del fuerte (…), lugar que se presta admirablemente por sus defensas naturales i por la acción rápida que puede tener esa guarnición sobre cualquier movimiento que intentasen los indios”.
Allí, en las tierras antiguas del Lonko Pillan, las tierras hoy demandadas por las familias mapuche del LOF Rankilko, se levanta el Fuerte Chiguaihue, y desde allí se dirigen también las acciones en contra de las familias mapuche:
“El teniente coronel Silva Arriagada, al frente de 500 hombres sale de Chiguaihue. En Coipué se dice que hai ganado y la división hace rumbo a Coipué. En Pua incendian ocho ranchos del cacique Quinchaleo; el cacique Camilar cae muerto en el Quillen;… La expedición vuelve a Chiguaihue después de haber hecho cenizas 54 habitaciones i de haber tomado 64 animales”, informa el periódico El Ferrocarril de 10 de agosto de 1870.”

Una vez afianzada la ocupación militar y construida la línea de fuertes en las riberas del río Malleco, a través de los fortines de Curaco, Perasco, Collipulli, Mariluan, Chiguaihue, Lolenco, Cancura y Huequen, cubriendo así todo el valle central de la frontera norte del territorio mapuche, el Estado confiscará las tierras de antigua ocupación mapuche, las declarará fiscales y serán rematadas en la ciudad de Santiago, a diversos particulares, chilenos y extranjeros.
Es allí donde se dará forma al gran fundo Chiguaihue, en la vertiente sur del cerro Chiguaihue, en virtud del remate que para Juan Mackay hace José Bunster, el “Rey del Trigo”, el 14 de mayo de 1878, en la ciudad de Santiago, de las hijuelas N° 372, 374, 375, 376, 353, 354, 364 y 364 A del Plano de Colonización, alrededor de 4000 hectáreas; es allí también el 13 de mayo de 1878, es decir el día anterior, el mismo José Bunster rematará para Juan Nepomuceno Mejías, las hijuelas N°349 y 350, de alrededor de 700 hectáreas, las tierras del llano inmediatamente al sur del río Malleco, parte de las actuales tierras demandadas por las familias de Rankilko.

Así, mientras se adjudica alrededor de 5.000 hectáreas mapuches a Juan Mackay y a Nepomuceno Mejías, a las familias mapuche se les reduce a través de los Títulos de Merced, entregados por la Comisión Radicadora de Indígenas, a Juan Collio, José Millacheo Levio, Ignacio Lemun, Juan Antinao, Eugenio Cabrapan, Ramón Cheuquepan y Antonio Panitrur, como jefes de familia y en representación de 455 radicados, 2.458 hectáreas, o sea 5,4 hectáreas por familia.
Las familias de Rankilko son radicadas en el Título de Merced de Juan Collío, el 18 de Diciembre de 1898, en 375 hectáreas de terreno,
… en la serranía, puro cerro no más, nosotros cuando nos dejaron en la comunidad Juan Collío no teníamos como hacer carbón, ni astillas, no había donde sembrar tampoco, puro cerro, no había buenos caminos, caminos angostitos, pura carreta… y todo lo más plano quedó pal fundo”, relata don Lorenzo Curipan, testimonio reafirmado por doña Juanita Levipan:
“Como que los arrinconaron a nosotros, como que nos subieron para arriba, en puro cerro para que la gente no saliera de esa pobreza, para que siguiéramos más pobres, puro cerro, ellos eran los que tenían la riqueza.”

Ese es precisamente el origen de la demanda territorial actual, de las tierras donde las familias de Rankilko están levantando sus rukas y son desalojados violentamente por Carabineros día tras día, como antaño. Es allí donde se instalaron diversos particulares y con el tiempo las empresas forestales, alegando la legalidad de sus papeles no obstante que en su origen se remiten a un acto ilegítimo, ya que las tierras del Lonko Pillan fueron sustraídas del dominio mapuche en un acto unilateral del Estado chileno, ocupándolas militarmente, declarándolas fiscales y rematándolas en la ciudad de Santiago, lejos de las tierras mapuches en el no tan lejano 1878.

Sin embargo, las tierras antiguas y sus deslindes se conservan en la memoria comunitaria de las familias mapuche, se recorren día a día en el fogón, en la intimidad de cada ruka. Será por eso que incluso antes que se inaugurara el proceso de Reforma Agraria, ya en el mes de Octubre de 1961, las familias mapuche aledañas al cerro Chiguaihue ingresan a las tierras antiguas en el afán de reconstruir el antiguo territorio, inaugurando con su ejemplo dicho proceso en el territorio mapuche y, de alguna forma, rindiendo tributo a sus antepasados, como lo hacen hoy. En Chiguaihue comienza la Reforma Agraria en el territorio mapuche, allí se recupera el primer predio, allí se da forma al Asentamiento ‘Miguel Cayupan’ y al Centro de Producción ‘Manuel Pillan’, organizaciones que forman también parte de la memoria comunitaria.
Con el Golpe de Estado de 1973 y el doloroso reguero de persecución y muerte que éste trajo consigo, las familias mapuche son obligadas a volver a las tierras reduccionales, y las tierras recuperadas pasan a manos de las empresas forestales o bien retornan a los particulares.
Hubieron de pasar largos años para retomar el camino de la reivindicación, y en el mes de Diciembre de 1999 las familias mapuche de Rankilko y de los alrededores deciden reingresar a las tierras antiguas, siendo fuertemente reprimidas y desalojadas por fuerzas de Carabineros. La voluntad de recuperar las tierras usurpadas nuevamente ocupa su lugar, y con ella el dolor de ver caer muertos muy cerca de las actuales tierras en conflicto a Alex Lemun, en Noviembre del año 2002, y a Jaime Mendoza Collío, en Agosto de 2009, ambos asesinados por fuerzas de carabineros, en momentos en que realizaban acciones para recuperar la tierra de sus ancestros.
La represión hacia las familias mapuche de Rankilko y de los faldeos del Cerro Chiguaihue ha tenido presencia permanente en la historia, ha sido parte del cotidiano de las familias mapuches, desde la Ocupación Militar de la Araucanía hasta nuestros días, y lo ha hecho en las más diversas formas. Ejemplo de ello son los interrogatorios que realizan Carabineros del Servicio de Inteligencia Policial de Carabineros de Collipulli, fuertemente armados, al interior de la Escuela Pública Villa Chiguaihue, a la que asisten la mayoría de los niños del sector.
En dicho procedimiento, que fue denunciado y acogido por la Corte de Apelaciones de Temuco, los niños -de 10 y 8 años- fueron conminados a entregar información acerca de “si hay armas en las comunidades, se les interrogó acerca de quiénes estaban peleando tierras y si los menores eran parientes de quienes peleaban la tierra. Les señalaron que Carabineros allanaría la comunidad, y además se le pregunto si ellos también andaban en las tomas que se realizaron durante el año 2006″, señala el expediente judicial. Carabineros les señaló los niños que sus padres “estaban realizando ’robos’, que por eso estaban siendo vigilados”, que ellos “no tenían que ser igual a sus padres, y que sus padres están ahora detenidos por usar armas y ocupar tierras que no son de ellos”, amenazándolos que “si ustedes no nos dicen que hacen sus padres entonces los vamos a llevar presos”.
Aun así, las familias de Rankilko, en su afán por recuperar las tierras antiguas, deciden agotar todos los medios, y entre ellos conversar con las autoridades del Estado chileno, e incluso con las empresas forestales.

Prueba de lo anterior es la carta enviada al Director Nacional de CONADI, Jaime Andrade, el 2 de Noviembre de 2006, en la que se le señala, una vez más, su reivindicación
“hacia el lado norte del T.M. en direccional Río Malleco en el lugar donde estuvo el fuerte Chiguaihue. Nuestra demanda alcanza a 1.200 hectáreas. Nuestra comunidad solicita que los estudios necesarios para legar a buen término se hagan lo más rápido posible ya que es una necesidad muy importante de nuestra comunidad, porque hemos esperado mucho tiempo, alrededor de 6 años de que se culmine este proceso, sin contabilizar la lucha histórica por más de 40 años iniciada por nuestros padres. Finalmente deseamos expresarle que se respeten los acuerdos de palabra y escrito que hemos sostenido con su persona…La comunidad manifiesta que no está dispuesta a esperar que pase un nuevo gobierno sin tener solución definitiva a nuestra demanda.”
Dicha carta se inserta en un proceso de negociación y acuerdo con Bosques Arauco, firmado en Collipulli, el 3 de Noviembre de 2005, en que la empresa forestal expresa su voluntad de transferir los predios Peumo, Santa Adela y Elcira, a “CONADI, si esta desea adquirirlos, a objeto de que sean traspasados a la comunidad indígena ya singularizada”, es decir, al comunidad de Rankilko. La situación descrita es conocida por el Director Nacional de CONADI, quien en reunión con la directiva de la comunidad les solicita inscribirse como comunidad en los registros de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, de acuerdo a la Ley Indígena 19.253, requisito que la comunidad mapuche Ranquilco Nag cumple el día 11 de febrero de 2007.
Pasan los años ya la demanda no es satisfecha, y será el nuevo Director de CONADI, Alvaro Marifil, quien en virtud de Acta de Acuerdo de 2 de Julio de 2009 reconoce que la Comunidad Ranquilco Nag goza de Resolución de Aplicabilidad Positiva de acuerdo al articulo 20 b. de la Ley Indígena y pronta a obtener priorización de compra de tierras, por lo cual “la Direccion Nacional Nacional se encargará de hacer las gestiones para programar reunión con la Forestal Mininco y Arauco.”
Nuevamente pasan los años, y ante las nulas gestiones, avances y cumplimiento de acuerdos por parte de CONADI, el día 6 de Abril de 2015 las familias mapuche de la comunidad de Rankilko deciden reingresar a las tierras antiguas, en los terminos siguientes:
“En el día de hoy la comunidad inicio su proceso de construcción de viviendas para habitar por siempre, en unos de los predio que está en proceso de recuperación, dentro de este contexto fueron detenidos nuestros hermanos Mapuche sin mediar provocaciones. Pasado el mediodía carabineros de Fuerzas Especiales irrumpen prepotentemente en el lugar donde se estaba trabajando. La comunidad rechaza tajantemente el actuar y el accionar de las policías del estado en contra de nuestra gente, y al mismo tiempo reafirma su convicción y su proceso de construcción de viviendas y recuperación de sus tierras usurpadas. La comunidad no se va dejar intimidar por las represiones tan injustas que hace el Estado hacia nuestra comunidad, porque estamos claros que nuestras demandas son justas y dignas.
La comunidad Rankilko lleva más de 14 años en el proceso recuperación de sus tierras ancestrales y por ende, tiene toda la documentación al día ante la institución del estado que es Conadi. Responsabilizamos en lo absoluto al estado de estos hechos, por no tener ninguna voluntad política de querer resolver nuestras demandas territoriales que tenemos como comunidad. Dejamos en conocimiento público que el predio donde se está construyendo las viviendas esta tazado por Conadi y que pertenece a la familia Pérez Gámbaro.”

En definitiva, y en términos territoriales, la demanda de las familias de Rankilko continúan siendo las 1.200 hectáreas que le corresponden como herencia del Lonko Manuel Pillan, las tierras antiguas, que hoy, de acuerdo al testimonio del werken Rodrigo Curipan, “están en manos de las Forestales Mininco y Arauco, que tienen la mayor parte de las tierras usurpadas, en un 70%, pero también hay una parte importante de particulares, que corresponden a las familias San Martin, los Muñoz, los Beltrán , los Gacitúa, los Pérez, González Jarpa, y la señora Luzbenia Aguilera”.
Respecto de la represión ejercida en estos días en Rankilko, las palabras de Juan Curipan, testigo también de otros tiempos, grafican el sentimiento comunitario, sentimiento que se nutre de una memoria que no olvida:

“Hoy día no son militares, son carabineros, pero todo su aparataje es similar a un militar, y su mentalidad y sus instrumentos que está utilizando el Estado es la misma historia que se usó antes, la situación sigue siendo la misma de momento en que ingresó el Estado de Chile hacia el territorio mapuche”.